RODOLFO DADA


Traído a colación por
Juan Antillón
Karla Sterloff
Juan Hernández


Trae a colación a
Diana Ávila
Luis Chacón
Norberto Salinas
Mario Matarrita


Vida y milagros

Nace en 1952 en Costa Rica. En el año 2004 recibe el premio Nacional de Poesía de su país. Ese mismo año es publicada su antología personal, Cardúmen, por la editorial Lunes. Parte importante de su obra ha sido publicada como poesía infantil por las Editoriales: "Norma" de Colombia, "Gente Nueva" de Cuba, "Editorial Costa Rica", Editorial de la UNA y Editorial "Legado".


Rodolfo Dada dixit

(...)

Poemas

FOTOGRAFÍA EN BLANCO Y NEGRO

Cuando al mirarme en el espejo
Veo en mi cara la de mi padre...

José Coronel Urtecho.

Mi padre es mar, infancia,
plato frente a una costa incandescente,
ostión golpeado con un hacha,
cuerda girando en el aire matinal.

Un pochote repleto de iguanas y garrobos,
hamaca extendida entre almendros,
papaturro, rama de matapalo.

Mi padre es sueño, sombrero de paja,
la pijama azul, las pantuflas de cuero.

Cualquier referencia a su muerte
la niega el espejo. Su misma edad.
Manchas de sol.

Mar azul, plantado, infinito.
Aleta entre las olas, mantarrayas inmensas,
pargos rojos en una esquina de playa.

Ola perdida, arrecife sin corales,
la muerte es un mar vaciado.
El espejo es una canción,
“soy un pobre venadito...”,
la boca, el movimiento de la boca,
el magnetismo en sus dedos ondulantes.

Una caña doblada:
ojarán con su esperanza rota,
pez vela con el pico partido.
Es agua, silla, cuchillo, ostión abierto,
almeja, chinchorro, lisa, tiburón.
Mar desviscerado.

Mi padre es aroma,
una jaula con bastirma bajo un sol enmohecido.
Hijos saliendo de un sueño.

Una almohada en el espejo es mar.

Foto en blanco y negro:
un niño arrastra diez jureles y una cuerda.

Casa amarilla, paredes de pochote del 59.
Un niño mira el mar.

EL BOTE DE ALEJANDRO

I

Sobre la mesa una cuchara triste,
una malanga hervida,
la infancia nadando en un diluvio,
una esposa sentada en la fotografía
de un tiempo quebrado como un vaso.

El viejo se levanta, se calza la camisa,
abre el plástico negro que separa el cuarto
de una sala repleta de árboles y ríos.

Una leve llovizna sacude los plumones
y canta desde un árbol.

II

El bote de Alejandro es un enredo
de niños y tucanes,
en su madera crecen una bromelia azul,
un tabacón de hojas anchísimas,
orquídeas con las flores volcadas,
mochilas de musgos y cuadernos.

Navega con una herida abierta en un costado
cicatrizada por el canto y la brea.
En su estela una danta acaricia a su cría,
chasquean los saínos sus colmillos afilados
y diez niños viajan a una escuela perdida entre la selva,
las palabras son puntos azules en las lianas,
las sumas y las restas tienen exactitud de fruta.

Un bote rojo que navega con el olor rancio de la copra
pegado de la infancia,
la pobreza sentada en un pupitre.
Libro perdido en la voltea
y la esperanza graznando como un pájaro.


KARINA DICE SUS PRIMERAS PALABRAS

1

Karina dice mar,
y la palabra es agua,
sal, barcos a lo lejos.

Dice mar,
y la palabra es un delfín,
una ballena, un pez volador,
un arrecife.

Dice mar,
y una ola azul
inunda el cuarto y la cocina.

2

Karina dice agua,
y la palabra empapa la tierra,
hace crecer las plantas,
florecer un desierto.

Dice agua
y sus manos chapotean
en un río.

3

Karina dice árbol,
y surge un mundo de hojas,
de ramas, de líquenes.

Un bosque entero
lleno de pájaros.

4

Karina dice leche,
y la palabra es una madre inmensa,
un mundo,
un biberón repleto.

Un delfín esperando,
una ballena y su cría,
un ternero,
un potrillo,
un venadito.

Dice leche,
y la palabra blanca
se hace un río en la boca.

5

Karina dice cuchara
y hay un campo sembrado
de trigo,
de arroz.

Hay un plato de leche,
una sopa en la mesa.

6

Karina dice pan,
y la palabra se amasa,
entra por la puerta del horno,
sale dorada
y pinta una sonrisa
en la boca de todos
los niños del mundo.

Dice pan como decir amigo.

7

Karina dice más
y encienden de nuevo
las velas del pastel.

Dice más
y papá sigue rascándole la espalda.

Karina dice más
y la cuchara se hunde
en el platón de sopa.

8

Karina dice ternura

y la palabra se hace nido,
un gato acariciado,
un patito en la sala,
la voz de papá,
la luz de la mañana.

9

Karina dice mariposa,
y las palabra se llena de colores
ojos, alas, patas, formas
que danzan en un aire
repleto de néctar y de flores.

10

Karina dice mundo,

y todo cabe:
la casa, las ciudades,
los países, un grano de arena,
el atardecer mismo, el mar azul,
los peces, el ganado,
las personas que caminan
por la acera,

ella misma iluminada
con la palabra en la boca.

11

Karina dice cielo,
y la palabra se llena de nubes
y gaviotas
una fragata es un punto lejano,
un gavilán.

Las nubes tienen forma
de animales,
de montañas.

La palabra cielo,
es celeste como un pájaro.

12

Karina dice paz,
y es como decir la casa,
el cuarto,
como decir la música,
el futuro.

Dice paz

y la palabra vuela blanca
sobre mil niños jugando,
sobre una mesa servida,
sobre un hospital desierto.

Dice paz
y la palabra vuela.

13

Karina dice con.

El sol con la luna,
mamá con papá,
Nicole con Karina,
amigo con amiga,
río con mar.

Dice con
y es como juntar dos manos.

15

Karina dice y.

Entonces las palabras caminan de la mano:

el perro y el gato,
el sol y la luna,
el llanto y la sonrisa
y el mar,
el mar,

sobre todo el mar.

16

Karina dice no,

y la tristeza inunda la cocina:
el arroz sin el plato,
la galleta sin caja.

Dice no
y queda un beso solo,
un vestido en la cama,
un paseo perdido,
un perrito sentado.

17

Karina dice sí,

y la alegría hace fiesta en el plato:
el baile del arroz,
del espagueti,
del fresco de limón.

Dice sí
y el vestido sonríe,
el beso de papá,
una bola en la playa,
la muñeca en el cuarto,
un perrito abrazado.

18

Karina dice sol,

y la palabra es una bola de fuego.

Luz y calor sobre la tierra,
el mar, las montañas,
verdor entre los árboles, las plantas.
La tierra girando
alrededor de esa palabra encendida.

19

Karina dice luna

y la luna inicia
su camino nocturno,
en esta selva que conoce
mejor que la palma de su mano:

el árbol del almendro, el jabalí,
el vuelo dormido de un tucán,
del puma, del mono congo
del oso perezoso,
de una pareja de guacamayas.

y el canto del río,
sobre todo el canto,
donde la luna se refleja.

20

Karina dice sueño
y el libro se cierra.

El abuelo sale de puntillas.

Ella duerme plácida
junto a Nicole.

Nada se escucha,
nada se piensa,
sólo un mosquito zumba,
sólo un rayito de luz
flota en el cuarto.

Silencio.