MARJORIE ROSS


Traída a colación por
Mía Gallegos
Arabella Salaverry
Leda García


Trae a colación a
Arabella Salaverry
Elliette Ramírez
José María Zonta
Lil Picado
Mía Gallegos


Vida y milagros
Marjorie Ross es poeta y escritora costarricense. Presidenta de la Asociación Costarricense de Escritoras (ACE) desde el 2002. Tiene más de una docena de libros publicados en varios géneros. Premios y distinciones: Premio Ángela Acuña (1997); Premio Nacional de Literatura Aquileo Echeverría (2001); Reconocimiento del ICOMOS a la labor de una vida en la defensa del patrimonio intangible (2008).

Marjorie Ross dixit
"Escribo poesía desde los cinco años. Es mi manera de respirar. Debajo de todos los otros sombreros que me coloco, siempre alientan poemas que deciden brotar, por su propia cuenta y riesgo. La poesía es mi herramienta para interpretar el mundo, mi caleidoscopio personal. Gracias por preguntar."


Poemas


CANCIÓN DE CUNA PARA UNA NOCHE AMARGA

I

En Colombia, hijito mío,
en las selvas del Vaupés,
a los indios chiquitos
los compran a diez.

En Colombia, hijita mía,
en las selvas del Vaupés,
es buen hermano el cauchero:
porque la sal no se pudre
y siempre se pudre el dinero,
por eso paga a las indias
por un indiecito muerto
por diez indiecitos muertos
por cien indiecitos muertos,
medio puñado de sal,
porque la sal no se pudre
y siempre se pudre el dinero.

En Colombia, hijitos míos,
en la vecina Colombia,
en las selvas del Vaupés,
marcan a los indios
igual que a la res.
En las selvas del Vaupés.

II

Cuando los marcan con hierro
los inditos se desmayan.
Son más fuertes los terneros,
los inditos se desmayan.

Los terneros valen plata,
los inditos sal y agua.
Son más caros los terneros,
los inditos mal los pagan.

La tierra es del misionero
que se cubre con sotana.
Por él se mueren los indios
y él se cubre con sotana.

El cura terrateniente
es un hombre de palabra.
Para el indio que desmonte
mil indulgencias de paga.

Entre el cauchero y el cura
tienen su cuerpo y su alma
Solo es dueño de su muerte,
no de su cuerpo y su alma.

Cuando lo marcan con hierro
el indito se desmaya.
Son más fuertes los terneros,
el indito se desmaya.

III

Cauchero, cauchero,
¿no te sabe a sangre el látex?
¿No huele tu mano a sangre,
misionero?
El indio ha olvidado el grito
entre su hambre.
El indio ha olvidado el llanto
entre su frío.
El indio ha olvidado el canto
entre su miedo.
!Sangre, silencio y venganza,
hulero!



(SIN TÍTULO)

He visto
a una anciana
exorcizar con danzas
el temido contagio

desconocía
la tos evanescente
de la muerte

no había aprendido
a distinguir
su golpe sordo

a separarlo
de los que llegan
con el viento en la nuca
o con el frío

no sabía
que quien baila
a la muerte
solo engaña a su sombra
ante el espejo


(Del libro Duelo por la rosa y otros poemas, 2000)



LA CIUDAD EN TRES TIEMPOS

I.

Golpe tras golpe
has derramado angustia
sobre las aceras
de esta ciudad adolescente

te ha dolido hondo
tu San José remendada
sucia
tu San José aletargada

has sacudido su pegajoso aroma
de fruta madurada
al sol del mediodía

decenas de rostros
te han visto

en los autobuses
desde las ventanas
desde los mostradores
de las tiendas

un día igual a todos
sorprendida
dentro de ti te gritas
extranjera
y en tu justo derecho
te marchas
apresuradamente

al golpe de tu última pisada
al extenderse
a ciegas
tus ojos en la noche
detrás de ti
una mano vacía te contempla
una mano vacía te interroga

solo entonces comprendes
que la sombra de la ciudad
es ya
tu propia sombra.

(Del libro Aguafuertes, 1969).


II.

Ciudad ajena

No se puede
poseer una ciudad
como a un apresurado
adolescente

las ciudades
se ganan de a poquito

justo igual
que el amor

(Del libro Duelo por la rosa y otros poemas, 2000)


III.

Graffitti en la memoria

Es de noche
y la ciudad nos convoca
a su velatorio
tiritando

espera una oración
que le devuelva el pulso
a sus venas gastadas

que siembre en azoteas
musgos y pitangas

que resucite tertulias
y convivios

exige un rezo que aplace
para ella
los corceles funerarios

busco mi voz
y encuentro una cólera añeja
y una corta plegaria:

no sacrificaré
mi infancia
de otro siglo
a los hampones
a los pederastas
a los cadeneros
a los sicarios

lo juro aquí
bajo este cielo
de cristal de enero:
defenderé mi infancia
hasta el último
recuerdo.
Amén

(Inédito, 2007)