OSVALDO BALDI


Traído a colación por
David López


Trae a colación a
Óscar Leiva
Zunga Reales
Sergio Esquivel


Vida y milagros
Pedestre, ofensivo, empírico, asceta, heterosexual, o+, biodegradable, asmático. mi página de trabajos, grabados y pintura: http://www.flickr.com/photos/osvaldobaldi/


Osvaldo dixit
"(...)"


Poemas


.infinita y breve.


Me despido de las inocentes agonías
que me han vuelto sordas
la piel y el esqueleto.
Las ásperas cenizas mutilaron
mis gritos,
y los perdones que vivían en mi cama
nunca más me devolvieron su esperma.
La amistad de mis manos
acrecentó el resplandor
de todo lo que se desprende.
Fuiste tan breve,
tan infinitamente breve,
que has descrito con tus piernas
la longitud de mi infierno.






.sobre los pliegues.


¿Qué me ofreces
bunker de la palabra,
esfera de metal?
Al fondo del abismo
hallé los límites,
la baba disuelta,
la nostalgia que no me toca.
Me sofoca
en la epidermis
el perfume
de tus proas.
Los pliegues del gato
que despierta y se desvanece.
¿Me ofreces derrumbes,
sangre en los muros,
plegarias mutiladas?
Nada acepto
si me lo das de buena gana.
Todo en cuanto tocas,
Midas virginal,
lo pudres.






.cierto yo.


Confundo tu lenguaje
reina o vuelta
o ceniza enloquecida.
Soy como el crepúsculo
recostado al paredón,
en mi fornican tambien
los gatos de la memoria.
Mi lengua es una alfombra
con una herida en el medio,
donde tu oleaje se va perdiendo
entre sombras vanas.
De mi carne, como de una
gran ballena,
emergen las burbujas huérfanas
de tu cuerpo,
mientras tu presencia, tan afónica
como una vieja ambulancia
solo toma notas al pie de página.
Ya muchas voces se han caído,
y yo sigo aquí, de pie,
huyendo.






.el alunizaje.


El horizonte se ha hinchado como un sapo,
los perros cantan enloquecidos por la soledad
de lo que hay del otro lado de las puertas.
El sudor universal marca rectángulos en las estrellas
mientras los campos baldíos
engalanan con fierros alocados
las minifaldas que apaciguan
a las bestias del redondel.
Justo a las 12 se encorvan las pasiones
y una lluvia celeste de ojos en jarabe
evocan el monótono salto de la carne
al presentir una señal de alto en la ciudad.
Tu viento de quizás marchito, tu luna
de hastío murmura en los bares
el desequilibrio de las ruedas chillonas.
¿Con qué aliento despertarás mis conejos
ensordecidos de diamantes vírgenes?
Desde un hoyo veré el infinito
sin agonía, la cópula del grito
es un balcón que ve al futuro
en su arquitectura liviana.
El circo envejece en cada risa,
los payasos de papel imprimen sus pastillas.
Ahí caeremos, esfínteres de cartón,
trasplantando nuestros besos.

(Las ilustraciones que acompañan estos poemas son obra de Osvaldo Baldi, y están tituladas del mismo modo que los textos junto a los cuales aparecen.)

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