CARLA PRAVISANI


Traída a colación por
Silvia Piranesi
G.A. Chaves


Trae a colación a
Alfredo Trejos
Osvaldo Sauma
Luis Chaves
Silvia Piranesi


Vida y milagros
Escritora, directora de arte y periodista. Publicó el libro de cuentos Y el último apagó la luz (Perro Azul, 2004) y el poemario Apocalipsis íntimo (mención de Honor en el VI Premio Mesoamericano de Poesía “Luis Cardoza y Aragón 2010”). Algunos de sus cuentos y poesías aparecen en las antologías Pasajeros en Arcadia (Ed. Belgrano, 2000, Argentina), Poetas y Narradores del 2010 (Instituto para la Cultura Peruana, 2010, Miami), Poetas y Narradores Contemporáneos 2011 (Editorial Cuatro Vientos, Argentina).


Carla dixit
"El Secreto de Dios: acercó sus labios a mi oído y no me dijo nada."
-Jaime Sabines


Poemas

FAMILIA DE CEREAL

Cada anuncio imaginado
para mostrar vidas mejores
drena mi existencia
como una tortura perpetua.

Veo esas caras brillantes doradas alegres
de hombres mujeres familias satisfechas
compartiendo el desayuno el almuerzo la cena
viviendo una felicidad mansa quimérica superflua.

Del otro lado de la pantalla
en cambio
veo a papá dando portazos largándose de casa
y mamá todavía en la mesa con sonrisa tibia
evitando nuestros ojos a punto del naufragio.

Cuánto hubiera deseado en ese entonces
atrapar a mi familia con mi red de publicista
y arrojarla
adentro de un comercial
aunque fuera treinta segundos.
—Ojalá a los ocho años me hubieran permitido
desdibujar el mundo—.




PUEBLO

Mi corazón se convirtió en un mapa
que observo a la distancia.
Sobrevuelo la tierra que habité hace tiempo,
hoy no es más que un punto.

Fabrico aquel pueblo como me sale.
Vale decir que mi labor es mejor
que la de cualquier político que por allí ha pasado.

Ninguno le dedicó tantas horas
al oficio de reconstruir sus calles; y mucho menos
a querer las chicharras del paisaje, o al sol
que se te pega al cuello como un novio adolescente.

A menudo soy un Dios Creador un poco aprendiz.
Los olores son más precisos que los números de las casas.
Los nombres a cada rato cambian de cara.

Pero en mi recuerdo de arcilla todo es posible:
hasta escuchar a los muertos cuando me hablan de infancia.




DEL DESEO DE LA FECUNDIDAD

Hace años una perra
—Pamela—
caminaba por el patio
barriendo el piso con las tetas.

Recuerdo mi burla
ante el diagnóstico de Fritz:
“Un embarazo imaginario”.

La pobre alistaba sus trapos sucios,
daba vueltas como una parturienta
esperando por fin el momento
de ver a sus cachorros.

¡Qué absurdos me parecían
aquellos síntomas!
¡Un sinsentido de la naturaleza!
Esa perra y su preñez ficticia.


Hoy la recuerdo nuevamente
tirada panza arriba para dar de mamar,
y quisiera volver el tiempo
para recostar
mi cabeza sobre su pecho
y escuchar —yo también—
esos latidos.

(Del poemario Apocalipsis íntimo, Editorial Perro Azul, 2010.)