DIEGO MORA


Traído a colación por
Ricardo Marín
Germán Hernández
Esteban Ramírez


Trae a colación a
Alejandro Cordero
William Eduarte
David Cruz


Vida y milagros

Diego Mora (Vásquez de Coronado - Costa Rica, 1983) es poeta y narrador. Egresado de la carrera de Psicología de la Universidad de Costa Rica. Miembro fundador del Grupo/Taller Literario Libertad Bajo Palabra. Columnista del periódico El Coronadeño. Ha publicado Mono a Cuadros (Cuadernillo de poesía, Arboleda, 2006); Tótem Suburbano (Poesía, Andrómeda, 2006). Figura en la Antología Lunada Poética/Poesía Costarricense Actual, Vol. II (Andrómeda, 2006), en la Antología de Poesía Contemporánea Costarricense Sostener la palabra (Arboleda, 2007) y en la Antología Poética del Centro Cultural Español. (Ediciones Perro Azul, 2007). Finalista del Premio Joven La Garúa, Barcelona, 2007. Mantiene inédito el poemario Estación Tropical y el libro de cuentos Historias de inodoro. Se encuentra trabajando en Brea. Sus textos han sido publicados por vía electrónica en diversos países latinoamericanos. Publica el blog www.estaciontropical.blogspot.com.



Diego dixit
"La poesía es la incontinencia urinaria del abuelo, y cada gota lo aleja más de la salud."



Poemas


NO TODAS LAS CASAS TIENEN UNO COMO YO

Basta de ser lobo macho alfa el perseguidor ser prehistórico abandonado en Chepe Ni madre ni mujer Auténtico y autónomo Que baste conmigo Que llegue y no haya nadie suplantándome



[NOTICIA CENSURADA EN THE TIMES]

El príncipe Harry a sus veintitrés años ya lo había probado casi todo Cansado de los escándalos en centros nocturnos londinenses se le ocurrió otro capricho: matar cruel e impunemente y su abuela siempre complaciente dijo "a Irak" Así la casa real tuvo unos meses de paz mediática y Harry se ganó definitivamente el corazón del feudo al demostrar su patriotismo En Basora una niña aún recuerda al principito rodeado de guardaespaldas disparando como en un videojuego sin percatarse de la sangre persa en sus BatesDesert Boots



CONFESIONES DE UN ADICTO

A Ilama & Ramírez

La poesía es la madre de las drogas Sin ella no habría vicios ni abusos Los alcohólicos no verían elefantes rosados ni flores los jipis En la calle los piedreros no mendigarían y los cocainómanos se acostarían temprano Por eso la poesía sobrevive clandestina por vía intravenosa esnifada ingerida o aspirada Pero los hay que la consumen en su estado puro y pronto se vuelven adictos de la peor calaña Seres despreciables en la esquina contemplando un semáforo en rojo un perro con pulgas o simplemente los adoquines hexagonales del boulevar Es deprimente verlos en las bancas o buses leyendo No tarda mucho en aparecer el síndrome de abstinencia cuando los deberes los alejan por un instante del vicio Entonces mandan el sistema a la mierda y mazcan versos en la oficina para soportar el ruido de las impresoras y fotocopiadoras

Los adictos a la poesía —mal llamados poetas— se reúnen ocasionalmente a consumir sus palabras Se creen los seres más dichosos sobre el planeta cuando deducen que las musas o un enjambre de voces ha bajado o subido (dependiendo de la posición orbital) a revelar profesías y cánticos épicos Más de uno cae en cama ante la severidad de su intoxicación Otros pierden sus empleos y amigos con tanto exceso Quien entra al mundillo poético difícilmente saldrá a menos que choque en moto o reciba el Premio Nacional de Poesía en más de cuatro ocasiones Al final el poeta -para seguir utilizando el eufemismo- sobrevive con sorbos de lluvia cayendo de su cabello Con migas de pan encontradas en el camino y ratas de Hamelín en invierno

Es en noches ventosas que el adicto sufre terribles convulsiones accesos de ira y lucidez que expulsa por vía renal u oral Una materia viscosa se adhiere a las paredes sobre todo al papel Entonces ocurre lo más asqueroso Se tragan su propio vómito o materia fecal y caen de nuevo extasiados por el efecto de sus propias palabras

No vale la pena exaltar esta vida Podrían terminar como pequeños dioses huérfanos en una calle sin salida con fondo de reguetón mientras esperan estúpidamente el próximo Bigbang



BONUS TRACK

Déjenmelo a mí— dice una pero no Tampoco es ella No está marcado mi nombre en su espalda como dijo Gonzalo Rojas No cruza alambradas ni avenidas No es la mesera del Park Avenue —aunque no estaría mal que fuera ella— ni la vecina por suerte Mi mejor amante para no cansarlos con el cuento ni con otro ramillete de mujeres y para desilusión de todas las desilusionadas soy yo que me soy fiel y me doy de comer y me visto Yo que no cambio de cuerpo ni dono sangre y mucho menos mi riñón Yo que espero el tren conmigo y juntos vemos la ventana repleta de paisajes justo antes de besarnos