CAROLINA QUINTERO


Traída a colación por
Alberto Arce
Jonatán Lépiz
Esteban Aguilar
Sebastián Arce Oses
Sebastián Miranda


Trae a colación a
Marcel Razalas
Mauricio Molina
Norberto Salinas
Sebastián Miranda
Carmen Quintero
Selene Fallas
Alfredo Montero


Vida y milagros
Nació a finales de 1989. Se inició en la poesía con el taller literario Netzahualcóyolt hace ya unos años. Participó en la realización y puesta en escena del recital “El Lado Oscuro de la Poesía”. Actualmente estudia medicina en la Universidad de Costa Rica; además de trabajar en diversos proyectos relacionados con la literatura.


Carolina dixit
"El resto es silencio, sólo que el silencio no existe" -Alejandra Pizarnik


Poemas


Estos son los 5 hombres de mi mano/
animales de movimientos rápidos lentos/
húmedos de mi sexo.




Los sonidos de mi noche son murmullos de tu dios

Danza de las cuatro estaciones

I

Hacés malabares con mis días,
bajo la mesa construyo castillos
con barajas que no quisieron leerme.

Ignoraba tu devoción por los finales.
Hace tanto me sujeté de tu ropa,
quedó tu piel entre mis brazos.

Si deshojé el amor fue para cautivarte.
Hoy sólo recorrés las líneas de mis manos.

A pesar de los gritos del mundo,
edifiqué un templo en tu nombre.


II

Ignorás las blasfemias que lanzaste al crepúsculo.
Me deslizo en las rendijas de un bostezo,
cansada de que no recordés nada.

Sólo una vez sentí cada fibra de mi cuerpo
explotar en latidos,
vos que observabás mi rostro contraerse:
sabés ahora la forma del deseo.


III

Por esta danza no pude esconderme,
destruir las montañas de nieve
que ocultan la otra parte de la muerte.

Arrasté el infortunio entre mis piernas,
fui mordaza en tu boca;
un corazón que nadie descubrió en el pecho.

Las pirámides que honraban mi pureza
esconden la noche.
Mis manos se desgranan.

Nada queda bajo los puentes,
ningún secreto en las columnas.


IV

Es inútil ser otro habitante de la noche.
De nada me sirve naufragar desnuda
y a tientas por la calle.
Fierecilla que no logra cazar en las tinieblas.

Es inservible disfrazarme de otra,
me encontrás siempre en tus lugares.
Escribo direcciones sobre tu cuerpo
para que no me perdás.




I

“Porque es preciso que no estemos tan solos”
Julio Cortázar

En la ciudad de Osorno
reconocí tu olor en mi ropa.
Nunca terminaste de huir.

          ¿Qué puedo decir de la esperanza?

Hoy descubro olores sin dueño.
Digo de la vida lo que vos decís de la muerte.

Aseguré tantas veces que me mataría
                                                  ya nadie me cree.



II

“Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad”
Julio Cortázar

En la ciudad de Osorno
cuentan que el mismo hombre me viola.
Él sólo se acuesta conmigo
para arrancarme la pena.

Busco la esquina donde hice el amor
bajo un techo enorme.
Hace años este fue mi lugar;
hoy no sé donde estoy.

Encerrada en este cuero de animal
resistí tantas veces acertar tu nombre.

Sólo tengo la certeza
                    de que la muerte viene en algún barco.


III

“Arráncame esta cara de infame.
Oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.”
Julio Cortázar

No creo que me faltés en la cama,
juro que nunca estuviste.

Después de todo el tiempo del mundo,
mi único cambio es el cabello corto.
Lo demás permanece constante;
                                        no sé en donde soy la misma.

¿en qué palabra quedé tartamudeando?
(el horror se lleva por dentro).

Evito que te me incrustés
Aunque lo hagás
(creer que soy tierra          y vos mi único dueño).

Todo lo que he pensado se oculta.
Dejo de ser;
me predico absoluta cuando no estás.

A las puertas de esta ciudad
grito tu nombre.