JONATAN LÉPIZ


Traído a colación por
Angélica Murillo
Alberto Arce
Esteban Aguilar
Esteban Ramírez


Trae a colación a
Carolina Quintero
Carmen Quintero
Alberto Arce
Sebastián Arce Oses
David López
Jonathan Castro
Paola Valverde Alier
Norberto Salinas
Esteban Aguilar
Esteban Ramírez
Joan Bernal



Vida y milagros
Nació en 1981- . Publica Batallar contra la Noche en el 2007 con la Editorial Costa Rica. Lo demás, escribir y leer. Socio de El Trauma Q_brick producciones y Ediciones Espiral.


Jonatan dixit
"(...)"


Poemas


HUMPHREY BOGART EN SLOW MOTION

i

Duras palabras para un hombre,
especialmente cuando está saliendo
de su dormitorio.

Philip Marlowe (Humphrey Bogart)
en “El sueño eterno”, 1946


Al otro lado de la ventana
la ciudad detenida por el humo del cigarro
la bocanada de los barcos que la cruzan
como adivino algún día poner mis manos
sobre su vientre

somos gangsters del recuerdo
asesinos a manos llenas

duros detectives de lo incierto
trajeados con un gabán
que disimula secuelas de dolor

rodamos por sets
pantallas

y descubrimos un poco tarde
que únicamente somos
el borrador de un guión
en blanco y negro


(De: condenar a los proscritos. Inédito)






ACETATO

Mirá si el veneno no se quita las marcas van quedando así metidas en la piel como un pozo de odio La lluvia era otra cosa servía para disimular los errores uno no pensaba que se acabara No es cierto que aprendamos de las cosas que vamos matando de a poquitos a veces cortamos bosques drenamos ríos y todo se va secando No recuerdo parcelas de este girar y girar el continuo buscar la música el abrazo Uno se va poniendo viejo la piel se va agriando ya ni los gatos se te acercan Nunca fui el bueno el feo o el malo y no me acuerdo de los duelos que perdí Mirá si el veneno no se quita todo se va secando las marcas van quedando metidas en la piel la lluvia es un pozo de odio te digo que nunca fui el bueno o el valiente no importa cuánto lo creyera nos vamos matando de a poquitos nunca aprendemos nada nunca recordalo como la música despacio así bien despacio como la música nos vamos yendo


(De: the usual suspects. Inédito)






EFECTO ESTROBOSCÓPICO

i

Acá crecen las hormigas que mutaron de mi llanto,
traen el olvido escondido entre sus larvas,
acá, donde obstinadamente le construyen un balcón
a la esperanza,
acá, en el lugar donde arrojé a los vientos
los pedazos de tu nombre por última vez


La espiral dibujada en la ventana
bien podría ser un texto impresionista
o el recuerdo de alguien lejano.
No es cierto que el corazón aprenda
a sopesar las tristezas
o que la lluvia
lave los áticos que amontonamos en el alma.

…Hace cuánto fui deseable para él. ¿Se podrá medir el deseo por
aparcamientos en su cama, por ese constante sentir su presencia
irrumpiendo en mi sexo?
¿Será algo más? algo inconmensurable a mis entrañas, el constante
tomarnos de las manos, el desayuno con miradas evasivas, las ansias
de conversación, esfumadas porque sí. ¿Será el deseo? ¡Será!,
será sentirme desplazada en su cuerpo por visiones de otras sábanas…
esta increíble obstinación de quererlo siempre desde siempre,
de quererlo acá… ¿cuál será entonces la forma de mi rostro?...

Esa mujer que pasa frente a la casa,
todos los días bajo la lluvia,
mide con sus pasos los rincones de silencio
que sostienen mi cama.
¿cómo será dibujarla a mano sobre el colchón?
¿cómo serán los paisajes de este cuarto con su cuerpo
adherido a las paredes?

…No recuerdo sus manos, no, ya no me acuerdo de los signos que
dibujó sobre mi rostro, los deseos que sació sobre mi piel…no la
reconozco ya entre las formas de la noche…solo esta angustia, este
bombeo innecesario del hastío…¿cómo nos perdimos uno al otro
en este continuo mar de figuras mitológicas?... este arrebatar de
la conciencia…no la recuerdo, pero presiento su existencia en el
país de mis ayeres y sé que construyó alguna ciudad o un puente,
la mezquita de los infames, demarcó algún territorio al anochecer,
separó las sombras de los días y se atrevió a caminar jornadas sin
destino…la presiento, pero no la reconozco, hace tanto y tan extraño…
¿fui yo el que la perdí? ¿la fui desdibujando adrede de mis
mapas?...

La espiral dibujada en la ventana
todos los días bajo la lluvia.
El recuerdo de alguien lejano...
No es cierto que el corazón aprenda a sopesar las tristezas
¿cómo será dibujarla a mano sobre las sábanas?
¿o que la lluvia lave los áticos que amontonamos en el alma?
¿cómo serán los paisajes de este cuarto
con su cuerpo adherido a las paredes?


ii

Quedó el hábito de encenderse fuego frente al espejo,
recorrer con rabia los surcos de tristeza,
mirar de reojo los platos que nadie levanta,
lanzarle ratones al gato para que no salga de su esquina,
la ausencia de sentirse vieja desde entonces.

...nunca fui capaz de comprenderle esa manía por la evasión y los
silencios... nunca logré el acercamiento definitivo hasta su alma.
Tenía la necesidad de estar atento a ganar la batalla contra la
muerte. Yo no, yo tenía necesidad de otras cosas menos esquemáticas.
Él en los bares, destilando euforia y todo aquello que nos aleje
del deseo. Yo de arriba a abajo por las calles desiertas, extrañando
sus manos en mi cuerpo... yo de arriba a abajo sentía, lentamente,
los besos de su olvido... nada más humano que extrañarlo, necesitarlo,
hundirme desesperada en su recuerdo, y yo... no era más que
otro despojo...

Algo anda mal en esta cuidad
las señales de humo se deshacen con la lluvia...
las sombras amontonan gatos de miedo
en la fila del bus hacia la nada...
la noche deja caer notas de una música,
que acompasa la sobremesa del silencio.
Los acordes del recuerdo me dicen que algo va mal,
se desplaza por las heridas de las calles
y las peregrinaciones de fantasmas
durante estaciones completas...

...recuerdo su presencia imponderable, lágrimas de todos los fantasmas
que me esperan... La cuarta mañana intentaba esto del difícil
arte del retorno. No era la niebla lo que me impedía el regreso,
era esa extraña sensación, de estar retornando a una casa llena de
espíritus secándose en las habitaciones, como muebles congelados
por el tiempo... ¿alguna vez dibuje su rostro?... ahora no es más que
sombra parte de la sombra... ¿me atreví a desencadenar guerras en
su cuerpo?...

Los cigarros no están...
He descubierto que los trenes se marchan
aunque los andenes se resistan.
El viento que se nubla entre las fábricas
trae noticias viejas,
por más que me niegue a enumerar solsticios
no puedo esconder los rincones de los años...
Algo va mal y lo sé por los hongos en las casas,
por esta sensación de hacerme viejo de repente.
Los carros tienen una piedad extraña
en el letargo de su rito,
es el sonido de fondo
que retumba antes de lo irremediable...

...no me refiero a la niebla, a los eslabones de memorias desgajadas,
la ropa vieja amontonada en las maletas, los sueños que nunca
se cumplieron y todos los que se vinieron abajo antes de tiempo...
detalles que no pude retener: su cuerpo sobre mi cuerpo y sus ojos
absorbiéndome la vida... sigo sin encontrarla de manera definitiva
en el recuerdo, ¿será que fue?... ¿será que me pierdo en los retratos
de otras vidas?...

Algo va mal con esta soledad que me acorrala,
con estas necias tempestades,
el continuo esconder tras la mesa mis pequeños fracasos.
Ahora tengo la costumbre
de guardar las tazas de café frente a las puertas
cansado de mirarme en películas
en las que no recuerdo los actores...
Algo va mal, lo sé por los restos de este amor
que ahora descansa entre los charcos y las luces.


(De: Batallar contra la Noche, Editorial Costa Rica, 2007)