MAYRA JIMÉNEZ

Foto: La Nación

Traída a colación por
Vilma Vargas Robles
Byron Espinoza
Zoé Espinoza


Trae a colación a
Osvaldo Sauma
Julieta Dobles
Luis Chaves
Alfonso Chase


Vida y milagros
Nací en Costa Rica. Estudié en Venezuela: Licenciada en Letras, Universidad Central de Venezuela. En este país publiqué mis primeros libros: Tierra adentro, Los Trabajos del sol, El libro de Volumnia, Cuando poeta. Impartí la cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Central de Venezuela, Escuela de Literatura. En 1976, a solicitud del poeta Ernesto Cardenal, me trasladé a vivir a Solentiname y fundé el primer Taller de Poesía con los campesinos de la comunidad. Cuando triunfó la revolución, también a solicitud de Cardenal, dirigí el programa de Talleres de Poesía en todo Nicaragua. De ahí publiqué varias antologías de la poesía escrita en la Revolución, traducidas a muchos idiomas. Jurado al Premio Casa de las Américas. Catedrática de la Universidad Nacional, Costa Rica, donde impartí clases en la Escuela de Literatura. Premio Nacional de Poesía en Costa Rica con el libro Me queda la palabra. De reciente publicación, en poesía, Qué buena tu memoria y Toda una vida.


Mayra dixit
"(...)"


Poemas

VIGILIA

Yo que te he amado en secreto
desde el momento en que te vi,
                                       primero.
Que tiemblo con sólo mirarte,
con oírte, con olerte.
Que toco la divinidad cuando te abrazo,
que casi desfallezco cuando te escucho,
colapso cuando me miras.
Que mis neuronas y mis hormonas se extravían cuando ríes,
permanezco en vigilia
con tus poemas aquí.

Verás que me los sé.

Jamás creí enfrentar tal desafío,
transformar el amor
en este arte.






GUERRILLERO 1981

La noche que te vi por primera vez en Bluefields
te miré de lejos
porque bailabas entre muchos otros.
Vestías ropa de comandante guerrillero
y tu arma, ahí.
Miré tus piernas
tu cintura
las manos como dibujando formas
en el aire.
          Sabio
en cada movimiento sonreías y cantabas.
No creí que pudiera conocerte
y sólo pensaba que ese modo tuyo de bailar
no lo olvidaría
por ser tú un combatiente
y por la belleza de tus movimientos.
Y sin saber quién eras me dormí esa noche.
Ahora ya sé cuál es tu trabajo en la Costa Atlántica,
que tu mujer Perla María cayó en combate en el barrio Monseñor Lezcano
y que tu hijo se llama Iyás para admirar más el río donde combatiste,
y me parece que comprendo mejor
tu extraordinario modo de bailar
como si lloraras
y la música no sonara fuera
sino dentro de ti
                    melancólico y revolucionario.
Ahora sé por qué me resultaste importante
entre la multitud
como si en el salón no hubiera nadie sino tú,
o como si el amor, bajo tu forma
(con tu browning 9 mm y tu traje-fatiga)
fuera para mí lo único real esa noche
en Bluefields





EN EL EXTRANJERO

Cuando viví en Venezuela
durante varios años
almorcé casi siempre
en restaurantes
y mientras el camarero pedía la orden
miraba a distancia autopistas construidas a varios niveles,
estacionamientos inmensos
y más lejos
algún lote baldío
con el monte crecido, abandonado.
Me sorprendía ver hombres
                              corriendo, pálidos, sudorosos
entre los autos, por la carretera.
Pensaba:
cuando regrese a mi país
todo esto será
como las escenas filmadas
en cinemascope.

Ahora estoy en Costa Rica
y veo
autopistas aéreas, lotes vacíos
estacionamientos amplios
mujeres y hombres en pantaloneta corriendo
entre el monóxido
y yo
como en cualquier ciudad del mundo,
en una mesa
sola,
          sola,
esperando al camarero.


(Poemas del libro: Toda una vida, Editorial Costa Rica, 2007.)