ZUNGA REALES


Traído a colación por
Osvaldo Baldi


Trae a colación a
Paula Ramírez
Adrián Granados


Vida y milagros

Zunga Reales. 1977. De Chepe, tirando al sur. Mitad colombiano. Tata de un morado de 10 años. Aficionado a leer desde que me acuerdo y a escribir desde que aprendí a hacerlo. Blog: zungalosophy.ticoblogger.com.



Zunga dixit
("...")


Poemas


QUE EXPLOTE TU BOCA

Que explote tu boca y reviente en mis labios, y así sentir que
     soy el eco de tus sucias palabras.
Que explote tu cuerpo y reviente en el mío, y así ser la
     oscura cueva en que te escondes.
Que explote tu mirada y reviente en la mía para justificar el
     fuego maldito en mis ojos.
Que explote tu boca y reviente en la mía, y así quedar
     finalmente mudo de tu nombre.





SILENCIO

No escucho, no hablo,
no sonrío, no lloro,
no me emocionas, no me excitas.
No me conmueves,
no me estimulas,
no me provocas.
No me das magia,
no iluminas mis ojos,
no percibo tus olores.
Tus manos en mi cuerpo son obsoletas.
No lo intentes, no me quieras, no me hables.
Cierra la ventana y deja que me deslice en paz
a mi lugar de silencio.





RIESGO Y PLACER

No es riesgo decir que la quiero,
no es riesgo decir que de tanto mencionarla
se me hizo vicio extrañarla.
No es riesgo chocar con su recuerdo.
No, no es riesgo que le diga que me duele su silencio.
Mucho menos es riesgo decirle que su miedo no tiene
     fundamento.
Riesgo sería que usted acepte mi reto,
placer sería fundirnos en un solo deseo.
Riesgo sería absorber su cuerpo,
placer sería embriagarme al hacerlo.





¡DÍGAME QUE NO!

Si la busco de nuevo, dígame que no, por favor.
No me deje avanzar; levante, se lo suplico,
ese muro inquebrantable que hace unos años construyó.
Si me ve rondándola, alerte sus sentidos, asuste a los míos,
impida el vuelo de esta alma disparatada hacia lo real.
No me deje caer en la tentación, hágamelo saber,
muestre con vehemencia cómo la ausencia total
de mi rostro abunda en su corazón.
Si la busco de nuevo, dígame que no, por favor.
Ayúdeme, tiéndame la mano, grítelo a mi oído.
Lánceme fuerte esas dos sílabas que aterricen mi intención,
no deje que de mí salga un detalle,
no deje que de mí se le cruce una sonrisa.
Si la busco de nuevo, dígame que no, por favor.
Vestigios de droga, restos de su amor que rondan mi cuerpo
y quieren dominarme...
Yo no los quiero, usted tampoco.
Ayúdeme, que la ayudo, dígame que no, por favor…
Si me ve, ya solo e iracundo, ignóreme.
Soy yo conmigo en plena discusión acerca de esa
estúpida teoría de que todo pasado fue mejor.

.