LAURA FLORES VALLE


Traída a colación por
Luis Adrián Mora


Trae a colación a
Pablo Rojas Vargas


Vida y milagros
Nació en Zapote, Costa Rica, el 26 de noviembre de 1978. Estudió Filología Española en la UCR y como toda filóloga, ha tenido que desempeñar labores diversas para ganarse la vida: correctora de tesis, mesera, transcriptora de actas, secretaria, viajera, profesora de español para extranjeros, voluntaria… Escribe relato breve principalmente, pero también hace texto poético. Le gusta la cerveza y es buena dibujante. Ha publicado en la Revista de Cultura de la UNED y tiene un blog llamado El sur de Cualquier Parte (elsurdecualquierparte.blogspot.com), su ventana abierta para dejarse salir y para dejar entrar.


Laura dixit
"(...)"


Poemas

11

Ayer era 11.
No el siptémber iléven,
El de las gemelas y Bin Laden.

Era el otro.

Mi jefe me dejó salir temprano,
Me dijo:
"tenga cuidado,
lleve pasamontañas"
Y luego se rió, dando media vuelta.

Talvez porque yo vivo en la periferia; él no.
O porque yo viajo en metro; él no.

Él cruza la Avenida 11 de septiembre
todos los días.
Y llega,
proactivo y perfumado,
a sentarse en su oficina,
mientras afuera Gases y Antimotines.

Él llega a su casa
En el barrio alto,
A su ghetto aséptico.
Ansioso por leer El Financiero.

Se saca los zapatos,
se rasca,
se pone a ver la tele.

Afuera, en la estación Tobalaba,
hay una masa de gente apretada contra la ventana,
pies, manos, ojos, bocas desapareciendo,
Mientras en la edición de las nueve,
solamente hay dos torres cayendo.
Mientras afuera, en Santiago,
la cicatriz sigue ardiendo.



SAN TE HAGO

Hay ciudades que se quedan pegadas en la retina; hay otras, como ésta, que rapidito y sin que uno se dé cuenta van metiéndose en los pulmones, donde se quedan pegadas, irremediablemente, como una costra de humo.

Son ciudades en donde tarde o temprano la gente termina estornudando avenidas y polvo, o tosiendo esquinas, semáforos, y sobros de dictadura.

Sin embargo a veces, muy de vez en cuando, sucede que entre la lluvia de maletines negros que arrugan la esperanza, se topa uno con señoras valientes que siguen sonriendo -normalmente venden sopaipillas calientes a la salida del metro-.

Ellas, a pesar de todo, no han perdido esa vieja costumbre de mirar a los ojos.




INTENTO DE POEMAS, LUEGO DE MUCHOS AÑOS DE NO HACER

Será que es como andar en bicicleta,
Y basta solo con montarse de nuevo,
cerrar los ojos,
Agarrarse fuerte,

Y pedalear hasta irse de panza en el pavimento
En la marea de las cosas que pasan,
En la cara del señor de la mañana

Irse de panza,
Hacer un verso sin esfuerzo,
Mientras la chorcha de sangre,
el pantalón y el parche

Será que regreso a alguna parte,
Con la sensación de nunca haberme ido,
El sonido de mi cuerpo cayendo,
la bici dando vueltas.

Mi cabeza pedaleando hasta el morete,
y este poema naciéndome en la rodilla,
En esta tarde mojada, adolorida.

Después de muchos años de no hacer,
Volver a soltar las manos